Arsal, islamistas suníes y por qué Occidente ‘suda’ del Ejército libanés

Eso sí, señores de fuera, yo les pregunto: – ¿Hizbulá o los grupos salafistas paramilitares? ¿Siria o el ESL? ¿Occidente o Irán? ¿Ejército local o lo que entendamos todos los demás que no ponemos en juego nuestras vidas patrullando la frontera entre Líbano y Siria? Sí, la misma frontera entre un país que ha vivido una de las más cruentas guerras civiles de toda la Historia y otro que la está viviendo actualmente. Ustedes me dirán –.

Hablando el otro día con un alto mando militar del Ejército, concretamente un Teniente Coronel de Infantería que había participado en distintas misiones en combate, comprobé – y ya es reiteración – el diferente ‘objetivo’ que manejamos unos y otros a la hora de abordar la actualidad política y social de Líbano y Oriente Próximo. ‘Unos’, los de fuera, y ‘otros’ los de aquí.

El punto de partida de nuestra conversación no fue otro que el reciente asesinato de dos soldados de alto rango mientras éstos hacían patrulla en Arsal, localidad a 125 kilómetros al noreste de la capital en el Valle de la Bekaa, cuya población es eminentemente suní. No por el contrario la provincia, con mayoritaria presencia chií y controlada por la milicia de Hizbulá. Aquí se esconde gran parte del arsenal y munición de la resistencia libanesa, y por aquí se teme que circulen (o puedan circular) nuevas armas de última generación llegadas desde Siria. Pero es que hay otros grupos que también pululan por la zona, llámense rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) o miembros yijadistas del Frente El-Nusra, y eso la convierte en otra ‘bomba de relojería’ más. Por poner un ejemplo, a mediados de septiembre del año pasado, las inmediaciones de Arsal fueron golpeadas por tres misiles sirios que supuestamente perseguían a guerrilleros rebeldes que buscaban refugio en territorio vecino. Háganse ustedes a la idea.

En cualquier caso, y retomando el hilo inicial, nuestra amable charla fue desarrollándose gustosamente hasta que el Teniente Coronel tuvo a bien preguntarme qué es lo que se cuenta de todo esto al otro lado del Mediterráneo, e incluso más allá. Sólo pude espetarle un lacónico – poco, o nada – y dejarle a él que llenase el vacío que nos iba separando. Efectivamente, puso el grito en el cielo y empezó a cuestionar todo el ‘aparato informativo’ internacional, desde la CNN hasta Al-Jazeera. Me explicó que “los periodistas extranjeros no entendemos […], las explosiones de Achrafieh de octubre fueron titular fácil frente a lo que realmente ocurre en la trastienda […], si consiguen dividir al Ejército, Líbano caerá en una nueva guerra civil […] y así siguió durante un buen rato. Y eso que íbamos cortos de tiempo.

Al terminar su discurso, le quise preguntar a modo de cierre por dos breves cuestiones: – Como militar, ¿considera usted a Hizbulá como un grupo terrorista y quiénes serían los ‘malos’, aquellos que quieren desestabilizar la frontera sirio-libanesa? –. Igual de breve fue él al responderme: “No taxativamente a lo primero y grupos políticos o armados islamistas suníes como Jammaa Islamiyya, El-Ahbash o El-Nusra a lo segundo”. Ya está. Con un “Dios proteja al Ejército, pues éste protegerá al Líbano” se marchó. Con eso, y con un “gracias y buena suerte».

Mideast-Lebanon-on-Op_Horo-965x543

Vista de Arsal (AP Photo/Bilal Hussein)

Deja un comentario